Cosas claras
No hay peor ciego que
el que no quiere ver, dice el dicho. Y es verdad, solemos ponernos la venda
ante cualquier eventualidad deportiva que nos dé cierto grado de alegría y el análisis
se reemplaza por un exceso de triunfalismo que hace que veamos la cosa de una
manera distinta, perjudicando a los verdaderos protagonistas: los deportistas.
Los Juegos Olímpicos
de la Juventud Nanjing 2014 están tomando un protagonismo alto gracias a la selección
peruana sub15 que ha clasificado a la final en futbol, dejando en el camino a
selecciones como Islandia, Honduras y Cabo Verde. Participan 6 equipos en total
y, como vemos, NINGUNO representa un presente futbolístico importante a nivel
mundial.
Siendo 6
participantes, las posibilidades de alcanzar medalla son altas, del 50% para
ser más exactos. En el 2010 el campeón olímpico fue Bolivia, lo que da cuenta
de que ser campeón olímpico no es una utopía para ninguno de los que
participan. No cabe duda que de que los muchachos tienen aptitudes pero la edad
que tienen no da para pensar que puedan ser figuras mundiales. Están en el limbo,
entre estudiar una carrera o jugar futbol.
Lamentablemente la
prensa no ayuda nuevamente. Genera un triunfalismo desmesurado en una categoría
y en un torneo medianamente competitivo. Los rivales dan cuenta de ello. Cabo
Verde e Islandia son selecciones nulas en el contexto mundial. Ganarles te da
el derecho a jugar por una medalla mas no a pensar que eres el futuro de las
selecciones nacionales.
Hay que tomar con pinzas
este tipo de actuaciones. Son unos juegos donde el deportista se va haciendo, todavía
no se consolida. Ganar siempre es importante pero tenemos que tener en cuenta
la exigencia del mismo. Es más gratificante competir-y ganar-ante rivales de
mayor jerarquía. Incluso perder antes esos rivales saca mejores conclusiones.
No podemos creernos
los mejores si es que no nos enfrentamos a los mejores. Estos Juegos son importantes
en otras disciplinas, mas no en futbol en donde la realidad indica que la crema
y nata del deporte no compite. Es verdad que nuestra selección no está en
capacidad de ningunear a nadie pero también es cierto que no podemos pretender reventar
cohetes ante logros sin un nivel de exigencia acorde a lo que la competencia
exige.
El carácter de un
deportista se fortalece ante el grado de dificultad de las victorias y
derrotas. De eso se trata la alta competencia. Lo que vemos en Nanjing es
cualquier cosa menos eso. Sino que lo digan los bolivianos que campeonaron en
el 2010 goleando a todos sus rivales(a Haití le metió 9).
El tiempo dirá si
estos chicos de la sub15 pueden llegar a ser figuras. Primero que decidan su
carrera, luego que debuten en el profesionalismo. Son muchos los que lucen pero
pocos los que llega, Esa es una historia conocida en el futbol peruano. Muchas
veces el techo es más bajo de los que muchos proyectan. Por eso es importante
mantener la calma y no exagerar ni las derrotas ni mucho menos las victorias.
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