Balón de Marketing


No es normal que se cuestione a Lionel Messi como el mejor jugador del mundo. Si lo es, sin embargo, que se le entregue un Balón de Oro que, para muchos y me incluyo, tendría que haber terminado en la sala del polaco Robert Lewandowski, artillero del Bayern de Munich. Es más, contando el 2020, donde no hubo premio, en estos momentos debería tener 2 el jugador ex Lech Poznan.

Los números por temporada del hoy jugador del PSG no admiten dudas sobre su presencia en el podio para el Balón de Oro, pero muchos cuestionan su floja temporada en cuanto a títulos a nivel de clubes en comparación con otros jugadores, caso el polaco o el italobrasilero Jorginho. Ganar la Copa América influyó sobremanera a la hora de entregarle el premio. Un torneo que prácticamente se jugó cada dos años con el fin de que el argentino eventualmente lo ganara.

Su producción en el PSG dista mucho de lo que se espera del rey del futbol. El trofeo se entrega al jugador de mejor rendimiento en el año, no al mejor del mundo en general. se premia el momento, no la historia. A Lewandoswski le inventaron un premio para darle el Balón a Messi. Menos evidentes no han podido ser en FIFA. Darle el premio al mejor delantero no quita que haya sido el mejor jugador. Tanto en 2020 como en 2021. 

Otros querían ver a Benzema alzando el trofeo. Especialmente los madridistas. Buena temporada del francés si, pero insuficiente para estar a la altura del polaco y del argentino. Lo de Mohamed Salah en el Liverpool ha sido tremendo, al menos para agarra podio, Si embargo no fue así y eso también provocó muchas quejas en el mundo del fútbol.

France Football, encargada del premio, ha debido juntar los premios 2020 y 2021 en una sola ceremonia y no dejar desierto el trofeo del año pasado. Premio al Mejor delantero ha sido un invento para dejar a todos contentos pero el efecto ha sido el contrario. Hasta el mismo Lewandowski dejo en evidencia que había hecho los méritos suficientes para llevarse el máximo galardón.

Con estas decisiones, la credibilidad del premio queda sumida en un mar de dudas. No es un premio de popularidad ni de carisma. Es el premio al que mejor trabajo hizo en el año. Lástima que hace tiempo parece que dejó de ser así. Jugadores como Iniesta por ejemplo, han visto el premio pasar a otras manos cuando todo parecía, y debía, indicar que tendría que haber sido suyo el Balón. En fin, hace rato que el premio se volvió político. El marketing al servicio del rey del fútbol.













































































































































































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