Che Paolo

Y un día llegó al fútbol argentino. Durante años sonó en equipos como Boca, River, Vélez, etc, para fichar finalmente por Racing Club de Avellaneda. Los caminos de Paolo Guerrera y la Liga AFA estaban destinados a encontrarse. Quizás lo ideal era que fuese cuatro o cinco añas atrás, pero ya depende del nueve nacional demostrar que aún le queda algo de pólvora en sus pies.

La edad no es tanto el problema, sino las lesiones que, junto al castigo por doping, le han quitado ritmo futbolístico los últimos 4 años.  Su última etapa en el Internacional estuvo básicamente dedicada a cumplir suspensión y luego lesión en la rodilla lo alejo más tiempo de los terrenos de juego. Su regreso a las canchas con la camiseta del Avai no fue el deseado. No fue una buena elección recalar en un equipo sin otras pretensiones más que no descender.

Su jerarquía está fuera de discusión. Llega a un fútbol más fisico que el brasilero. Eso si, a un equipo que juega muy bien y que lo puede alimentar de varias situaciones de gol. Dependerá de Guerrero ponerse a punto para cuando le toque entrar. Su cartel no implica que sea la figura estelar en n conjunto bastante joven. Deberá remar de atrás para ganarse un puesto. Gago sabe lo que puede dar el delantero peruano pero también es consciente de su presente.

Le van a exigir que marque la diferencia desde el principio. Jugando 90 minutos o 15.  El hincha argentino exige, especialmente en clubes de la grandeza de Racing Club. Se los puede ganar en la primera bola que toque, en el primer gol, en la primera corrida. No le van a perdonar no mostrar compromiso ni lesiones permanentes. 

En una liga top del continente, Paolo Guerrero tiene la oportunidad de escribir las últimas páginas de su brillante carrera o adelantar el no tan deseado retiro.  El tiempo, y la rodilla, dirán que tanto del Depredador nos queda por disfrutar. Ojalá que su paso por el fútbol argentino le dé la chance de recuperar, en parte, los dos últimos años de su carrera que no fueron tan fructíferos.