Ser copero es más que participar
Cuando hablamos de
equipo copero, lo normal es pensar en un equipo con varias participaciones
internacionales y con algunos títulos de por medio. Un equipo de prestigio
reconocido, respetado a nivel internacional y con una estructura organizativa
de acorde a lo que los tiempos actuales exigen. Un equipo, en síntesis, con una
base institucional y deportiva solida a lo largo de los años.
El término copero no debería
aludir, solamente, a participar en copas como la Libertadores o la
Sudamericana. Debería ir ligada al término competir, ser protagonista, luchar
hasta el final. En un torneo de tan poco nivel como el nuestro, clasificar a
torneos internacionales no requiere de mucha aptitud deportiva. Ser el mejor a
nivel local no implica estar apto para el contexto internacional.
El problema radica es
que con tan poco, se piensa que se puede hacer mucho. Equipos como
Universitario, Alianza y Cristal hace rato que no llegan a instancias finales
de un torneo tan complicado y atractivo como la Copa Libertadores. Los equipos
provincianos son los que han sacado la cara por el futbol peruano últimamente.
Cienciano fue campeón de la Sudamericana 2003 y Recopa 2004, y Garcilaso llego
a cuartos de final de la Libertadores.
Para el hincha, el número
de participaciones es suficiente para autodenominarse copero. Y no está mal,
pero para poder sacar chapa hay que tener participaciones destacadas y que
queden en la retina internacional. Que sean equipos que queden en el recuerdo,
tanto a nivel resultado como propuesta deportiva. Que se impongan sobre los demás
de manera clara y contundente.
El hambre por ganar
internacionalmente, está impregnado en el ADN de los equipos argentinos,
uruguayos, brasileros y, últimamente, de los equipos colombianos y chilenos.
Cada uno con su propuesta pero no traicionando su estilo de juego. Quien
cambia, generalmente lo hace para mal. Estos son equipos coperos, han ganado
cosas a nivel internacional y son competidores permanentes.
Boca, River,
Independiente, Peñarol, Sao Paulo, entre otros, son equipos coperos por
naturaleza. Siempre están ahí, animando los torneos. No siempre con resultados
positivos pero luchando y encarando los torneos con la misma sed de triunfo de
siempre. Ganar para ellos es la única opción. Perder no está en el guion que
escriben comenzando los torneos.
Por casa nos
conformamos con pasar de ronda. Quien busca poco, encuentra nada. Se tiene que
ir en busca del objetivo general. Queda claro que el nivel del torneo local
conspira contra ese propósito. Pero si el canto del hincha dice que “la
libertadores es su obsesión”, entonces que se trabaje en función de ello,
armando equipos que se paseen a nivel local y compitan afuera.
Para ser copero, hay
que ganar afuera. Ser animador permanente de Libertadores y Sudamericana, Ser
candidato a ganarlas, Tener un gran equipo y no solo uno bueno. Contratar en función
de ganar la Copa y no pasar sin pena ni gloria. El tiempo dirá si estamos en
capacidad de aplicar, verdaderamente, el concepto de “copero” a nuestros
clubes.
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