Por la plata baila el fútbol


El mundo del fútbol es un mercado que mueve millones de dólares al año. Es un deporte que genera ingresos por cifras escalofriantes, sea por publicidad o transferencias de jugadores. Pero era un mercado que recién había superado los 100 millones de dólares con la venta de Gareth Bale al Real Madrid procedente del Tottenham. Ya de por si un monto que nos daba un campanazo de alerta de lo que podría ser el mercado de fichajes en el futuro.

Real Madrid siempre protagonista de los fichajes más caros de la historia. Figo, Ronaldo y el mencionado Bale. Antes del bombazo Neymar, se estaba cocinado otro mega pase, ahora en un segundo plano, pero no menos importante en términos de cifras. Me refiero al francés Mbappe del AS Mónaco. Se habla de unos 120 millones de dólares, en lo personal mucho para un joven de 9 años sin mucho rodaje internacional.

Un monto que hace 20 años era imposible siquiera de sugerir. Ronaldo, el brasileño, pasó del Cruzeiro al PSV por menos de 10 millones. Ya después su valor fue creciendo a medida que pasaba por clubes de la talla del Barcelona, Inter, Real Madrid y Milán. Un proceso de valor determinado por rendimiento deportivo sostenido. Hoy basta con jugar menos de 20 partidos para valer 10-13 millones.

El mismo Maradona, de Boca a Barcelona por 6 millones. Una barbaridad, eso si, en su tiempo, pero si lo comparamos a los tiempos actuales, hoy valdría 5 veces más. Sumarle que fue vendido siendo, además, campeón del mundo juvenil. De ahí paso al Napoli por menos dinero e hizo del club napolitano un grande del calcio. En su momento el mejor jugador del mundo, pero con un valor de mercado que, hoy en día, lo puede tener un jugador no brillante pero bien marketeado.

El marketing es clave en estos tiempos. Tanto con los buenos como con los malos jugadores. Lo comercial ha tomado mucha relevancia en los clubes de futbol. La venta de merchandising ha llegado a ser una parte fundamental en la generación de ingresos. Iconos del marketing deportivo son tres: Beckham, Cristiano Ronaldo y Neymar. Siendo Messi el mejor jugador del mundo, es menos atractivo para algunas marcas por su personalidad.

El inglés, un gran jugador que siempre tuvo un valor inferior al valor publicitario. Supo vender una imagen que hasta retirado le sigue generando dividendos. Supo explotar otras virtudes fuera de lo futbolístico. A partir de ahí, los clubes no solo compran un futbolista, compran un valor agregado. El talento siempre será el bien más deseado, pero hoy el deporte rey demanda cualquier otra aportación que sirva para generar más dinero.

Es así como hoy un jugador de mediana valía puede llegar a costar 20 millones y un crack este por sobre la barrera de los 100. Cuando recién estabamos asimilando que un futbolista cueste eso, aparece un club como el PSG y ficha a Neymar por más de 200 millones. Difícil determinar que es lo que va a pasar después, pero es una apuesta que al final puede ser demasiado riesgosa, sean cuales sean los resultados deportivos.

Consecuencia de la presencia de magnates que compran clubes como si estuvieran comprando un carro o juguete nuevo. En esas condiciones es difícil para los otros clubes competir. Hay un fair play financiero pero poderoso don dinero siempre hallará la forma de seguir dando la contra y generando que se inflen los precios a nivel internacional. Es lógico que un jugador tenga un precio determinado de acuerdo con el comprador. La ley de la oferta y la demanda.

 

 

 

 

 

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