Piza(rro) a la leña


Cada vez que Claudio Pizarro habla es noticia. Generalmente para bien, menos en el Perú. El jugador peruano más exitoso de todos los tiempos a nivel de clubes no es profeta en su tierra ni mucho menos. De nada vale que sea el goleador extranjero de la Bundesliga ni sus 18 títulos conseguidos a nivel internacional. Solo importa el hecho de que con la selección no hizo nada.

Y de eso el hincha se acuerda cada vez que se haba de Bombardero de los Andes. Más aun ahora, cuando estamos a un paso de la posibilidad de ir a un mundial después de 36 años. Exagerado llamar oportunista a un tipo que expresa deseos de jugar por su selección. Y si bien no rindió, es válido que aun tenga ganas de jugar.

Hoy en el FC Koln, recién está comenzando a tener minutos luego de estar libre por un par de meses. Difícil ser convocado en esas condiciones. Gareca siempre se ha manejado de una misma forma, sin necesidad de acceder a presiones. Nunca le cerro la selección a nadie, pero tiene claro que hay una base ya establecida y difícil que uno pierda el puesto en beneficio de alguien que no estuvo en los momentos definitorios.

Si mete goles, no veo porque no pueda estar a futuro en la consideración del DT. La edad es lo de menos mientras se mantenga vigente y competitivo. De clasificar al mundial se verán las opciones. Hoy Pizarro esta por detrás de Guerrero, Ruidiaz, Hurtado y Farfán. Sin embargo, hay medios-e hinchas-que toma ese deseo como un mecanismo de presión para poder ser incluido en el grupo. Una teoría bastante jalada de los pelos.

Llamarlo envidioso y fracasado es hilarante. Mas viniendo de gente que lo único que sabe hacer es utilizar el Twitter para descargar sus frustraciones diarias. Hacen bilis por un tipo que se mantiene en la alta competencia europea hace 18 años. Les jode que no lo hayan devuelto al paupérrimo torneo local. Hubiese caído más simpático, la desgracia ajena genera una mal entendida compasión. Por ello siempre se le ha exigido que sea Messi en la selección.

Hacer catarsis insultando a Pizarro es deporte nacional. Culparlo de todos los males del futbol peruano se ha convertido en una obligación. No entienden al futbol como un deporte colectivo, lo individualizan para achacarle todo al ex jugador de Alianza Lima. Por eso celebraron su poco feliz paso por el Chelsea. Llamarlo fracaso es temerario. Fracasa quien no intenta, no quien arriesga y pierde.

La gente confunde oportunismo con ambición. El peruano suele agachar la cabeza ante la adversidad. Pizarro no lo hace y eso le genera antipatías. Todos tenemos derecho a soñar, nadie puede impedirlo. Al repechaje no va a ir. Y si Perú va al mundial, a menos que haga una temporada espectacular con el FC Koln, difícil que vaya. Lo merece por trayectoria, no por actualidad.

El éxito en este país jode, y mucho. La carrera de Claudio Pizarro en Alemania no la hace cualquiera. Se le cuestiona su condición de suplente (en los últimos años y pasando los 34, ojo) y no le se atribuye ningún mérito. Fue el segundo goleador del Bayern Múnich cuando se coronaron campeones de Europa. Ni al Chino Pereda se le etiqueto tanto como “eterno suplente”. Los medios contribuyen a generar esa animadversión con Pizarro. Se aprovecha esa antipatía hacia el jugador para generar enfrentamientos y buscar ventas.

Si al final Gareca decide, si clasificamos claro está, llevarlo a Rusia, será porque el delantero está rindiendo. No especulemos sobre una algo que no tiene sustento por el momento. Un deseo no puede tomarse como un hecho. Lástima que solo importe destruir a alguien por llamarse Claudio Pizarro y ser exitoso.

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