El valor de una medalla
No cabe duda que ganar una medalla de oro debe ser recontra emocionante para un deportista. Ser premiado con tal honor y cantar el himno nacional frente a millones de personas es algo que no se da todos los dias y por tanto adquiere un valor memorable para quien lo obtiene. Es más, conseguir de por si una medalla ya es un logro para cualquier deportista que compita-no participe-en una justa olimpica. La competencia es ardua e implica una preparación super estresante y de un nivel optimo que hace de la competencia una lucha de talentos en busca de la gloria olimpica,
Sin embargo, hay una medalla que suele ser el patito feo de las tres: la medalla de plata. Siendo la segunda en relevancia, usualmente vemos más contento al tercero que al segundo, al que ganó la de bronce lo vemos mucho más complacido que al finalista. Pareciera que la de bronce tuviera mayor valor pero la verdad de las cosas es que tener la de bronce implica haber obtenido la posibilidad de ganar una medalla y no volver a casa con las manos vacias. Eso ya es un logro que se valora. Obtener la de plata implica que se perdió la de oro, lo cual representa un nivel mayor de frustración. No se ha ganado la de plata, se ha perdido la de oro.
En esta relación se dan distintas reacciones. Hay quienes lo toman deportivamente y hay quienes reaccionan mal, con furia o frustracion. Tal es el caso de la esgrimista coreana que rechazo una medalla luego de ser injustamente eliminada en las semifinales por un fallo polemico que la dejo sin posibilidades de luchar por el oro. En este caso es comprensible su reacción. En Gimnasia, la rusa Victoria Komova perdió la de oro ante la estadounidense Gabrielle Douglas y no pudo evitar derramar lagrimas de tristeza y frustración. Aliya Mustafina, su compatriota, en cambio expreso satisfacción por lograr la de bronce.
Pueden haber muchas variantes en este tipo de reacciones. Para algunos deportistas tal vez sean sus ultimas olimpiadas. Otros pueden llegar a tener 2 o 3 torneos más y se toman las cosas con más calma. Obviamente que la meta principal es la de oro, para eso van. Para ello hay que tener un nivel de excelencia que es muy dificil de obtener. Casos como los de Phelps y Usain Bolt son contados. Repetir sus logros son casos bastante limitados de deportistas de una calidad que es muy dificil repetir. De todos modos, la percepción que se tiene de la medalla de plata es la de un perdedor y no la de un ganador cuando se deberia poner mayor enfasis en que lograr una medalla de por si ya es un logro.
Mientras Colombia suma medallas, Argentina logra la de bronce con Del Potro, nosotros nos conformamos con el puesto 25 de Ines Melchor. Esa mentalidad es la que tenemos que desterrar. No está en duda la actuación de la maratonista peruana, la de mejor performance en estas Olimpiadas batiendo record sudamericano, pero me hace recordar el 8vo puesto de los "jotitas" en el Mundial de Corea Sub 17, con premiación en Palacio incluida. Compitamos por traer una medalla, sea la que fuere, ahi está el verdadero valor de las olimpiadas.
Sin embargo, hay una medalla que suele ser el patito feo de las tres: la medalla de plata. Siendo la segunda en relevancia, usualmente vemos más contento al tercero que al segundo, al que ganó la de bronce lo vemos mucho más complacido que al finalista. Pareciera que la de bronce tuviera mayor valor pero la verdad de las cosas es que tener la de bronce implica haber obtenido la posibilidad de ganar una medalla y no volver a casa con las manos vacias. Eso ya es un logro que se valora. Obtener la de plata implica que se perdió la de oro, lo cual representa un nivel mayor de frustración. No se ha ganado la de plata, se ha perdido la de oro.
En esta relación se dan distintas reacciones. Hay quienes lo toman deportivamente y hay quienes reaccionan mal, con furia o frustracion. Tal es el caso de la esgrimista coreana que rechazo una medalla luego de ser injustamente eliminada en las semifinales por un fallo polemico que la dejo sin posibilidades de luchar por el oro. En este caso es comprensible su reacción. En Gimnasia, la rusa Victoria Komova perdió la de oro ante la estadounidense Gabrielle Douglas y no pudo evitar derramar lagrimas de tristeza y frustración. Aliya Mustafina, su compatriota, en cambio expreso satisfacción por lograr la de bronce.
Pueden haber muchas variantes en este tipo de reacciones. Para algunos deportistas tal vez sean sus ultimas olimpiadas. Otros pueden llegar a tener 2 o 3 torneos más y se toman las cosas con más calma. Obviamente que la meta principal es la de oro, para eso van. Para ello hay que tener un nivel de excelencia que es muy dificil de obtener. Casos como los de Phelps y Usain Bolt son contados. Repetir sus logros son casos bastante limitados de deportistas de una calidad que es muy dificil repetir. De todos modos, la percepción que se tiene de la medalla de plata es la de un perdedor y no la de un ganador cuando se deberia poner mayor enfasis en que lograr una medalla de por si ya es un logro.
Mientras Colombia suma medallas, Argentina logra la de bronce con Del Potro, nosotros nos conformamos con el puesto 25 de Ines Melchor. Esa mentalidad es la que tenemos que desterrar. No está en duda la actuación de la maratonista peruana, la de mejor performance en estas Olimpiadas batiendo record sudamericano, pero me hace recordar el 8vo puesto de los "jotitas" en el Mundial de Corea Sub 17, con premiación en Palacio incluida. Compitamos por traer una medalla, sea la que fuere, ahi está el verdadero valor de las olimpiadas.
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