(Des)ilusiones renovadas


Todo se puso cuesta arriba. Sabíamos que el camino no iba a ser fácil, mas no tan adverso como lo muestra la tabla de posiciones. Cero puntos en dos partidos. Desde las eliminatorias para Italia 90 que no arrancábamos tan mal. Responsabilidades compartidas entre dirigentes, jugadores, prensa e hinchada. Nadie se salva en este comienzo incierto. Fácil seria echarle toda la culpa a Gareca pero no es así.

La derrota en Barranquilla era parte del presupuesto. Por lo que el partido ofreció, queda la sensación de que se pudo sacar un mejor resultado. Mas, viendo como Colombia caía sin atenuantes ante Uruguay cinco días después. La mira estaba puesta en el partido con Chile de local. Complicado por el presente de Chile, vigente campeón de América y con un plantel que esta cotizado en varios millones de dólares.

A favor nuestro, la localia y que el último partido en Copa América había dejado buenas sensaciones, inclusive se pudo ganar el partido. Sin embargo, y como ya se ha hecho costumbre, los medios colaboran para que este no sea un partido más. Generar un clima hostil forma parte de la cultura peruana, que ve un simple partido de futbol como una guerra.

Campaña “El rival no duerme” aglomera 50 tarados, que solo se encargan de fastidiar a los vecinos y no al rival. Un equipo de la jerarquía de Chile obviamente va a escoger los pisos anti ruidos. Punto para Chile que comienza ganando el partido, y un llamado de atención para una sarta de vagos que en vano intentan generar presión a un equipo acostumbrado a ello.

Darles tribuna a los chamanes es otra manera de mostrarle al mundo que somos un país cavernícola. Los medios internacionales han hablado más de la brujería a Alexis Sánchez-que dicho sea de paso metió 2 goles-que del partido en sí. Estos tipos aprovecharon sus 15 minutos de fama para hacer el ridículo. Basta ya de darles tribuna. Creerles es ser bien ingenuo o bien tonto. Segundo punto para Chile.

El tercer punto llega el día del partido con la pifiada del himno. Pretender asustar a un equipo que viene de jugar un mundial y ser campeón de América, es pecar realmente de ingenuo. A estos equipos, este tipo de actitudes los encienden, los motivan. Y eso sucedió anoche, con un poco de ayuda del irresponsable Cristian Cueva.

La diferencia entre nosotros y ellos, es que, si hubiese sido al revés, la presión hubiese resultado. El jugador peruano no asimila la presión, no tiene carácter ni muestra rebeldía ante la adversidad. Y eso es lo que te lleva a un mundial. Los chilenos vinieron a jugar un partido, no a pelear una guerra. El día que entendamos que es solo un partido, tal vez podamos ganarles. No son pocos los jugadores que entran al campo pensando que, si lo es,

Faltan 16 fechas, pero todo esta cuesta arriba. No solo hay que recuperar los puntos perdidos ante Chile, hay que ir a sumar afuera. Se vienen Paraguay y Brasil. Hoy Chile es un equipo que va a robar muchos puntos afuera. Imperativo ver a Brasil como rival directo e ir a sumar allá. El cuco se quedó en el tiempo y hoy es un equipo tan terrenal como nosotros.

 

 

 

 

 

 

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