Un producto llamado mamarracho 2015
Siendo el futbol un
deporte que atrae masas, es lamentable el producto que se le vende al
aficionado peruano. Canchas en pésimo estado, dirigentes impresentables,
partidos suspendidos, etc., etc., etc. A eso hay que sumarle lo poco atractivo
que son los partidos, en su mayoría. Un futbol de edad media. Cero en el
aspecto físico y más lento que una tortuga embarazada (para ponernos a tono con
la frase de moda).
Es inaudito que ni el
torneo Apertura ni el Clausura saquen al campeón nacional. Este podría ser el
campeón de la Copa Inca o el de mayor puntaje acumulado a lo largo del año. Un
sistema de campeonato hecho exclusivamente para beneficio de quien posee los
derechos de TV. A más partidos, más ganancia. Ellos ganan, pero los demás
perdemos. La inconsistencia de este sistema llega a saturar.
Como será de irregular
el nivel de nuestros equipos, que un club puede pelear la baja y el campeonato
a la vez. Queda entre los últimos de apertura, pero tiene la posibilidad de pelear
el clausura. Nuestros futbolistas no están físicamente aptos para jugar una
gran cantidad de partidos al año. Eso repercute terminando la temporada y
repercute a la hora de competir internacionalmente.
Es verdad que se ha
vuelto un torneo más competitivo pero las falencias organizativas aún
persisten. No hay coherencia entre lo que se promete y lo que se cumple. Hay
clubes que, definitivamente, tienen un mayor poder de influencia y son
beneficiados a la hora de cumplir pagos y/o programar partidos. Eso se nota
claramente y aunque también es común verlo en otras ligas, acá es más
determinante.
Es inconcebible un
sistema en donde el mejor no sea el campeón. El sistema de campeonato es un auténtico
mamarracho que premia la irregularidad y castiga la eficiencia y seriedad.
Donde el campeón puede ser un equipo que tiene 4 buenos partidos y no quien
acumulo más puntos a lo largo del año y que gano Apertura y Clausura. Realmente
una vergüenza que solo beneficia a la Tv porque obtiene más partidos.
El tema de las canchas
debería ser prioridad. Hay estadios que no son aptos para el futbol. No solo
por el estado del césped sino por infraestructura. Eso aleja también al hincha.
El césped artificial no parece ser tan malo cuando se ven canchas que parecen
de parque. Perjudica el traslado del balón a pesar de que la dinámica de
nuestro futbol no sea tan rápida y eficaz como en otras latitudes.
La dinámica del campeonato
local posiblemente sea de las más bajas del continente. Quizás al nivel de la
liga paraguaya y boliviana. Muy por debajo de las argentinas, brasileras,
colombianas y chilenas. Es el aspecto más complicado para cambiar. Difícil
cambiarle el chip a un jugador ya acostumbrado a esa dinámica de juego. Más aun
cuando a ese ritmo le basta y sobra para conseguir resultados.
Ser crack a nivel
local, nubla. Y eso se siente a la hora de competir afuera. Y eso nos vende la
TV. Normal, es su negocio y todos lo sabemos. El producto futbol no es
atractivo, pero se tiene que vender como sea. La fidelidad del hincha es clave
para ello. Y en general, el peruano consume futbol como pocos, así pierda su
equipo o su selección. Ósea, en el peor escenario, el consumo no va a cambiar.
De ahí en más, se juega a ganar.
Dirigentes peculiares
en un futbol peculiar. De ahí en más, todo es negocio. Un negocio en donde unos
ganan más que otros, pero no se esfuerzan por mejorar el producto. Hay un nivel
de conformismo alarmante, pero, al final de cuentas, las cuentas siempre
estarán en azul. Lamentablemente el futbolista colabora. Es sumiso y no se
rebela ante el sistema. Prefiere ser cabeza de ratón que cola de león.
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